El concepto del proyecto está basado en la generación de un bloque central cerrado que contiene las salas de juntas y que geométricamente rompe la simetría del espacio interior, retomando las diagonales de la fachada lateral. Dicho bloque está rodeado por los bench de trabajo que dan hacia la fachada.
En 1.400 m2 están organizados la recepción, un espacio de front office –con salas de juntas pequeñas–, un área de back office–donde están la zona operativa abierta, oficinas gerenciales, salas de juntas, phone booths, ambientes de trabajo colaborativos y la cafetería–.
Para este proyecto, el Corian, producto de DuPont, fue usado en el counter de la recepción, en las mesas para espacios colaborativos y en las mesas y barras de la zona de la cafetería, pues da la apariencia de un material monolítico con juntas imperceptibles y formas curvas, que además puede ser moldeado para crear superficies continuas en diferentes colores, sin uniones notables.
Una alternativa para los trabajadores que diariamente compiten contrarreloj para dar cumplimiento a sus extensas agendas de trabajo es el coworkingo trabajo compartido, surgido en Estados Unidos a finales del siglo XX, cuando Brad Neuberg creó un sitio para que algunos trabajadores freelancer pudieran desarrollar sus labores en un ambiente creativo que tuviera presencia en varios puntos de la ciudad para ahorrar tiempo en los desplazamientos.
A partir de 2009, el coworking se ha expandido por todo el mundo y hoy existen más de 2.000 empresas a nivel mundial que prestan servicios a los startup (emprendedores), que son un tipo de ejecutivos nómadas también conocidos como coworkers.
Solinoff se une a la tendencia del coworking en Colombia a través de un proyecto llamado Work&Go: espacios pensados para dar soluciones eficientes a aquellos ejecutivos nómadas que buscan ambientes dotados de mobiliario cómodo y moderna tecnología, al mismo tiempo que les permite ampliar sus posibilidades de relacionarse con profesionales de todas las áreas y que, a su vez, consolidarán la comunidad de los goworkers, según esta ambiciosa propuesta.
Comunidad de goworkers
Con Work&Go surgió la comunidad de goworkers, denominación que reciben los usuarios del espacio. Formar parte de este grupo de personas brinda beneficios como: adquirir nuevos vínculos para ampliar la red profesional y social, reducir el aislamiento, recibir descuentos especiales en capacitación empresarial y reducir costos operativos -ya que por ser un goworker podrá acceder a tarifas especiales en las diferentes sedes de Work&Go en Colombia-, entre otros.
¿Cómo se adquieren estos beneficios? Desde el momento en que se registran en un punto de Work&Go o en su página web, www.workandgo.com, como por recomendar referidos y adquirir paquetes de horas, entre otros.
Esta propuesta abrió por primera vez sus puertas en la ciudad de Barranquilla, en noviembre del año pasado, en una de las zonas más comerciales, la 53 con calle 80 Alto Prado, en el Showroom powered by Solinoff, y en Bogotá, en el Chicó, en la calle 95 No. 11A-94, donde los usuarios pueden encontrar varios tipos de oficina: desde la Individual Seat, la más básica –mesa, silla y café–, que consiste en un puesto de trabajo compartido, hasta la versión Suite, que ofrece un servicio prime basado en una oficina privada con almacenamiento personal, línea telefónica (si lo requiere), wifi de alta velocidad, sillas ergonómicas y derecho al uso de las diferentes salas de juntas que ofrece el lugar.
Solinoff y su Studio de Arquitectura fueron los arquitectos y constructores de Work&Go. Por su parte, el concepto del mobiliario que acompaña esta propuesta fue diseñado por los equipos de diseño de Solinoff y Reinhard Dienes Studio; su fabricación estuvo a cargo del primero.
En la actualidad, Solinoff está en el proyecto de apertura –entre mayo y junio de 2015- de una segunda sede en Bogotá, ubicada en la Zona T, con un área aproximada de 400 metros cuadrados, y otra de características similares en Medellín.
Los muebles deben adaptarse a las necesidades de los empleados, por esto se definen distintas tipologías, basadas en la actividad que cada departamento requiera.
Para el mobiliario usan los sofás Realm Pod, Landscape y Why Ottoman, todos diseño de Fletcher Vaughan; así mismo, emplean el sistema Bench Infinity, de Haworth, que es una plataforma universal que permite configurar cualquier estación dentro de un ambiente colaborativo y adaptable.
Como premisa, requerían mantener el criterio del diseño inicial, aunque generando espacios de trabajo que tuvieran un impacto visual creativo para buscar zonas colaborativas y de reunión.
Para lograr un ambiente cálido, los materiales seleccionados fueron enchapes de fachaleta natural, techos descubiertos con acabados de pintura vinilo de color gris oscuro, piso laminado y tapete modular con colores básicos.
Por su parte, los muros en diagonal, que rompen la simetría, generan sorpresa a medida que se recorren las oficinas.
Proyecto: OMG
Diseño arquitectónico y construcción: Arquitectura Visual Ltda.
Con el mobiliario Frezza integraron la funcionalidad y la estética propuesta por los arquitectos. Las áreas operativas están configuradas por la línea My Desk, que integra espacios de almacenamiento a los puestos de trabajo; para las salas de reunión manejaron estructuras simples con grandes superficies de vidrio. Las oficinas directivas están amobladas con la colección CX, diseñada por Roberto Danesi.
Las divisiones de vidrio, de la línea Kristal Evo, generan privacidad y mantienen la luz.
El proyecto fue liderado por CBRE Colombia, empresa especialista en gerencia de proyectos de interiorismo corporativo. El resultado produjo espacios sobresalientes, con gran calidez espacial y confort en su interior para los empleados de Lenovo.
La empresa Servex restauró el mobiliario existente y adicionó nuevas piezas para lograr gran eficiencia en costos y ser amigable con el medioambiente.
Proyecto: Lenovo
Diseño y construcción: Soluciones Tecnológicas y Proyectos
El equilibrio entre lo orgánico y lo geométrico ofrece dinamismo al espacio, evidenciando la versatilidad y el color de la colección del piso Sticks y la tela Oporto, ambas de Proquinal.
Sticks es flexible, con protección de poliuretano, heterogéneo, espumado y no poroso, que permite soldarse en las uniones para garantizar impermeabilidad y asepsia. Además, cuenta con fibra de vidrio en su composición para la estabilidad dimensional y es de baja exigencia estructural por ser liviano.
Proyecto: oficinas Elite International Américas S.A.S.
Diseño interior: Juan Ignacio Vargas y Juan Pablo Cote
Partiendo de lo anterior, plantearon como punto de encuentro una zona llamada work café, ideal para trabajar individualmente o en grupo. Otro ambiente colaborativo donde es protagonista el mobiliario es el Highback, especial para tener una reunión semiprivada.
En las salas de reuniones Pacífico, donde se hacen telepresentaciones y entrenamientos, hay una mesa en forma de bumerán con capacidad para 24 personas, y la sala Amazonas tiene una mesa con conectividad para todos sus integrantes en tiempo real.
La colombiana Victoria Fernández es bien conocida y respetada en el mundo de la moda, del diseño y del arte por estar dotada de esa elegancia natural en la forma de ser y de estar. Excéntrica, dramática, llena de vida y espontánea, las ideas pasan rápido por su cabeza y ella decide cuándo termina una conversación para saltar a la siguiente.
Victoria nació en Popayán. A inicios de los años setenta se mudó a Londres y allí conoció a su primer marido, Anthony, “a proper English gentleman. Ya no los hacen así”, cuenta. Con él descubrió Lisboa, donde pasaban largas temporadas en el Hotel Ritz, intercaladas con estancias en Colombia, Kenia, Florencia, La Toscana, Mallorca, París o Londres. En esos tiempos viajaba con baúles. Durante más de treinta años estuvieron felizmente casados y su pérdida, quince años atrás, le dio un giro abrupto a su vida.
Durante años recibió en casa a sus amigos y más tarde se convirtió en su vida profesional, lo que se traduce en ser una de las más prestigiosas relacionistas públicas y organizadora de los eventos más imaginativos a la par que elegantes. Totalmente entregada a la cultura británica, vivió en Londres durante varias décadas, hasta que en 2012 se mudó a París con su actual marido, el fotógrafo brasileñoAramy Machry. Su inquietud y numerosos amigos, entre ellos Pedro Girao, Luis Saldanha, Marta Mantero, Renate Graf y Anselm Kiefer, les llevaron a Lisboa, donde hace unos meses crearon juntos su nuevo hogar.
Para alguien que un día decidió vestir solo de negro, cuando estaba a la búsqueda de casa fue premonitorio oír la dirección de este apartamento en la lisboeta Rua das Pedras Negras, que en su origen fuera una calzada romana hecha con piedras negras que llevaba al templo de la diosa Cibeles, la gran deidad de los antiguos griegos y romanos que habitaran en Lisboa.
El edificio palaciego de arquitectura pombalina fue construido en el siglo XVIIIcomo residencia de la familia Vasconcelos, fundadores de la mítica firma de porcelanas Vista Alegre. Los azulejos con ricas escenas y dibujos geométricos presentes en todas las habitaciones de la casa definen una marcada línea horizontal, una franja a unos 70 centímetros de altura delimita la zona de peso.
“Cuando vine a ver la casa por primera vez, el edificio estaba en plena fase de restauración, las escenas de azulejos habían sido desmontadas para trabajar en las instalaciones de agua y electricidad, y las piezas de cerámica estaban dispersas en la habitación. La sensación era la de armar un rompecabezas, encontrar la pieza que faltaba en cada escena, de la misma manera había que vestir la casa. Los predominantes azules de las paredes necesitaban un contraste cálido, lo que busqué con los textiles colombianos y turcos, con franjas y rayas rojas. Encajar muebles ingleses, franceses, marroquíes, las lámparas de la India…, cada pieza tenía que encontrar su lugar”, explica Victoria.
Además, agrega que “el primer impulso cuando vi el salón de la casa fue que tenía que conseguir el efecto de la sala de los espejos de Versalles. Fue increíble encontrar en un anticuario en París los dos grandes espejos provenientes de una estación de tren de Polonia”.
Toda la decoración muestra la mezcla de culturas, los recuerdos de los viajes de Victoria y su esposo. Estos muebles, que han vivido en lugares muy distintos, encuentran su sitio en esta casa y tienen ese mismo saber estar que su dueña, lejos de modas; la atemporalidad, la belleza y la calidad los mantienen con clase y estilo, y muy probablemente con el tiempo les llevará a otro lugar. La casa de Victoria Fernández en Lisboa
Partiendo de lo anterior, plantearon como punto de encuentro una zona llamada work café, ideal para trabajar individualmente o en grupo. Otro ambiente colaborativo donde es protagonista el mobiliario es el Highback, especial para tener una reunión semiprivada.
En las salas de reuniones Pacífico, donde se hacen telepresentaciones y entrenamientos, hay una mesa en forma de bumerán con capacidad para 24 personas, y la sala Amazonas tiene una mesa con conectividad para todos sus integrantes en tiempo real.
El objetivo principal de esta remodelación era remplazar una zona social totalmente integrada por un espacio más privado que, además, conectara con las habitaciones sin perder su amplitud. La solución del arquitecto Santiago Muñoz fue el diseño de unas puertas de madera pivotantes, de piso a techo, que se cierran cuando se necesita privacidad en la sala o en el family room, así se mantiene la generosidad de las áreas y la luminosidad.
El comedor de una casa es un espacio central, un lugar de reunión en el que la familia se sienta a compartir. En este apartamento la sala y el comedor quedaron integrados en su totalidad, pero este último también puede aprovecharse como zona de trabajo. La biblioteca la pintaron de color blanco para generar un efecto de volumen sobre la pared de tono gris. Las ocho sillas tapizadas con vinilo rojo son el centro de atención de este ambiente.
Las arquitectas Lina Salazar y María Isabel Gómez, de la firma Ecologik, se encontraron con un apartamento donde el blanco y la tendencia minimalista eran protagonistas. Por ello, la remodelación consistió en darle a cada espacio una identidad propia a través del uso de distintos tonos: blanco para la cocina, azul para la alcoba, dorado para el estudio, verde y morado para la sala, y chocolate para el comedor. Acá los colores no se combinan, pues cada área tiene su personalidad.
La idea inicial de los dueños era crear un eje desde el acceso para unir la visual del bosque con la de la ciudad, y de paso llenar de luz el espacio. Además, necesitaban incorporar al diseño original del apartamento un baño adicional. Para lograrlo, la arquitecta María Pía Camacho diseñó un muro curvo en la entrada principal, que se convirtió en protagonista, y gracias a su forma permitió ubicar allí el baño social, además de esconder el ingreso a la cocina. Este elemento casi escultórico le da al hall una sensación de fluidez.
La búsqueda de los arquitectos Mauricio Torres y Alejandro Carrizosa por mejorar la zona de alcobas y la cocina –ambientes claves en la vida de los propietarios– resultó en el cambio total de este apartamento en Bogotá. Para lograr su cometido suprimieron un estar de habitaciones y ampliaron los baños y dormitorios. Una de las premisas de sus clientes era que no querían materiales modernos ni fríos, al contrario, buscaban elementos rústicos y cálidos. Partiendo de este concepto, los diseñadores seleccionaron, por ejemplo, un piso de madera de roble, que por su color claro mejora la iluminación de toda la vivienda.
Remodelado por el arquitecto Jaime Mojica, este apartamento pertenece a una pareja adulta, cuyos hijos ya no viven con ellos, motivo por el cual decidieron hacer la intervención y adaptar el espacio a sus actuales necesidades. La remodelación unificó algunos espacios y generó otros nuevos, como un gran family room. También adaptó un escenario para la colección de obras de arte, de gran significado para los dueños. La búsqueda de la luz en todo el proceso fue de gran relevancia, lo mismo que la elección de materiales durables, de alta calidad, y el uso de colores neutros. “Se deben interpretar las necesidades y anhelos del cliente”, explica el arquitecto. 5 estilos para remodelar
Es una construcción de ladrillo, al igual que el resto del plantel, que se fracciona para asumir el reto de albergar un programa muy extenso –todas las dependencias dedicadas a la educación primaria–, sin aparecer desmedido en su escala. Esta ruptura del bloque monolítico difumina los límites entre el interior y el exterior mientras genera lugares que potencian las relaciones entre alumnos y profesores, quienes disfrutan de la diversidad espacial generada.
El primer nivel alberga las funciones más públicas, como el salón múltiple y el hall de exposiciones, aunque su protagonista es una amplia escalinata, un plano inclinado bajo el pozo de luz, que recoge a los visitantes y les provee de un espacio de congregación y estar, además de una conexión con los pisos superiores.
En las plantas altas se hallan las aulas de clase y junto a ellas, en cada nivel, encontramos un espacio colectivo de aprendizaje que, nuevamente, fortalece la interacción entre estudiantes y profesores, consolidando el alma del esquema educativo.
Arquitectos Emerson Marín- Ricardo Vásquez, de Estudio Transversal, en Medellín
La propuesta aquí es una arquitectura interesada por la levedad. Al despegarse del suelo, el proyecto genera una zona de parqueo cubierta y reduce el impacto de la construcción al nivel de los peatones; sus fachadas plegadas, creadas con Panel 300FS Perforado de Hunter Douglas, se revisten en lamas metálicas que cortan la luz solar y regulan la temperatura interior haciendo innecesario el uso de aire acondicionado.
La geometría del volumen destaca su presencia cambiante durante el día y la noche en un juego de luces y transparencias. El interior, diáfano y blanco, contiene oficinas de planta abierta en las que la luz exterior penetra tamizada por las fachadas-filtro del edificio. La ubicación de la estructura en los bordes del proyecto permite un alto grado de flexibilidad en estos espacios y define la imagen de la construcción como una gran canasta tejida.
La dignidad que se les imprime a los espacios de trabajo en un entorno industrial es quizá el valor más potente de este proyecto. La calidad de esta arquitectura está enraizada en su simplicidad y eficacia técnica en favor de una reinterpretación de las construcciones fabriles. Entre bodegas y máquinas, el edificio aparece como un prisma misterioso de luz y metal.
Su inesperada aparición recibe a estudiantes, maestros y científicos que habitan y atraviesan esta pieza arquitectónica, cuyo propósito es integrar y mezclar la academia con el sector industrial. El acceso al edificio se define a través de un suelo plegado que introduce el campus y articula puntos de entrada a diferentes niveles.
Este gesto topográfico conduce a un sistema de escaleras que permite recorrer los distintos pisos del edificio, que como grandes balcones se abren hacia el paisaje urbano con pasarelas perimetrales en torno a oficinas y laboratorios contenidos en cajas de vidrio. El Centro de Innovación de Argospromueve el encuentro en sus corredores aéreos, visibiliza su vida interior y se abre a la ciudad en un juego imbricado de escaleras, terrazas y jardines.
Su carcasa pétrea esconde un laberinto en altura mientras la geometría estable de su masa es el lienzo sobre el cual aparece una variedad de expresiones arquitectónicas que lo dotan de una presencia urbana clara. Las posibilidades técnicas del concreto con las que el edificio se construye, dan cuenta de la vocación del proyecto. La investigación y la innovación en el desarrollo de este material aparecen en sus fachadas y en su estructura.